Recuerdo, mientras mastico un chizito, aquellos días en que tenía cintura, las teterecas en su lugar y podía usar bikini. Hace unos años, allá cuando andaba en mis veintes y buscaba novio, usaba minifaldas coquetas (siempre me habían dicho que mis buenas piernas eran mi fuerte), algún que otro coqueto escote y por supuesto capturaba miradas y piropos (algunos vergonzosos) a mi paso.
¿Y qué pasó con todo ello? Pues desapareció. Se fue desvaneciendo poco a poco y lentamente después de que me casé y abruptamente después que quedé embarazada de mi primera hija. Debería echarle la culpa a Arturo. Pero explicaré con mas detalle la historia.
Aquella cintura y aquellas piernas no eran gratuitas. Requerían de una constante labor de manutención que implicaba cerrar el pico a cada rato cuando delante mío aparecían maravillosos productos alimenticios y otros no tan alimenticios. Y es que siempre me ha gustado comer. Lo disfruto. Saboreo la comida. Disfruto de cada restaurante nuevo que me recomiendan y de sus platos estrella. Me gusta mucho todo aquello que engorda. Todo el reino vegetal en mis comidas está reducido a hojas y champignones. Detesto el tomate, brócoli, beterrága, rabanitos e incluso la palta en su estado natural. Por supuesto, amo las pastas en todas sus variantes, las frituras, las carnes muy rojas, los snacks, los quesos grasosos, los postres atiborrados de calorías. Incluso amo los pringles y los tortees picantes. Y si de productos naturales se trata, mi fruta preferida es la uva, precisamente aquella que tiene la mayor cantidad de azúcar.
Yo creo que eso viene de familia. Si tienes una madre que cocina magnífico, de manera soberbia y que durante tu infancia producía platos majestuosos, pues difícilmente vas a opinar que la comida es solo para alimentarse y no un maravilloso deleite de los sentidos. Sé que mi amigo Manuel me entiende. Su familia es como la mía (incluso mas) su vida familiar gira en torno a cada plato de comida que servirán cuando se reúnen. Pues parecido es lo mío pues.
Dentro de ese contexto familiar, y considerando la tendencia a engordar que tenía y la presión social que en ese tiempo sí hacía efecto en mi, pues vivía en dietas constantes. Cuidando los alimentos que ingería. Tratando de comer hojas con pollo a la plancha, evitando los postres y el arroz combinado con carnes, prefiriendo una pasta con salsa de tomate en lugar de una maravillosa salsa bolognesa. De esa forma lograba mantener la cintura y las piernas.
Pero conocí a Arturo, quien disfruta mucho de la comida, como yo. Nuestra primera etapa de casados (la cintura había que mantenerla para verme bien en el vestido de novia) fue en donde empecé a engordar unos kilitos. Claro, pasábamos mas tiempo en casa y como a él le gustaba cenar de noche, además de luego tomar leche con milo y kekitos, pues yo lo tenía que acompañar como esposa devota que soy. Entonces también empecé a cenar un poco, cosa que nunca hacía salvo cuando salía a algún restaurant. Unos 7 kilitos más empezaron a formar parte de mi físico natural, con el correspondiente cambio de talla en los pantalones. Claro, Arturo también subió lo mismo, pero considerando que él era un flacucho de marras, pues a mi me parece que esos kilitos de mas, lo hacían verse mas varonil y atractivo.
Cuando me di cuenta que no bajaba esos kilitos de mas, y que mis esfuerzos por bajar tales kilos tampoco eran muy constantes, vino la hecatombe. Salí embarazada de Miranda y abrí el cofre de Pandora, porque empecé a comer de todo. Al fin y al cabo, me mentía yo sola, es la única oportunidad en la vida que tendré para comer sin reparos. Luego bajo los kilos con una súper dieta y ya. ¡A quién pretendía engañar! el resultado fue que subi 23 kilos con el embarazo y tenía a mi amigo Javier en la oficina que me decía que era mas fácil saltarme que darme la vuelta. La cintura desapareció y nunca mas volvió. Las piernas dejaron de ser sensuales y torneadas para pasar a ser unas piernas gorditas. La panzita nunca regresó a su estado original, pese a que había dado luz y para colmo de males la lactancia hizo que las niñas ya no estuvieran firmes, sino que necesitarán un sostén de mayor soporte (y por supuesto talla).
Contada toda esta historia debo decir claramente que SOY GORDITA. Pero feliz. Aunque a veces no tanto.
Y es que la presión social que tenemos las gorditas es demasiada. Yo debí nacer en la época de Rubens, en que mi cuerpo hubiera sido de modelo profesional y la escuálida ésta de Valeria Mazza hubiera sido mirada con desdén. Pero nací en época equivocada. Y hoy para todas las mujeres es importantísimo ser flaca. Genera soberanos traumas no usar una talla 28, debes tener músculos perfectamente delimitados, la ropa te debe quedar pintada, imposible enseñar un rollito. Y claro... cuando paro con amigas de estas características y salimos a comer juntas y se piden tres lechugas con ese cuerpazo y yo mi buena pasta con mi abundante tejido graso, pues claro que no me siento feliz. Me da cargo de conciencia. Estoy pensando no sólo que dirá mi amiga sobre mi falta de cuidado, sino que el mozo casi que me pone las lechugas a mi y la pasta a mi amiga en una clara indirecta de "señora... eso no debería estar comiendo" Y si comen tan solo una trufita explican de las miles de horas adicionales que tendrán que ir al gimnasio para poder eliminarla de su cuerpo y yo está claro, odio el gimnasio. Te hacen sentir descuidada e irresponsable.
Me pregunto si las gorditas no podemos sentirnos felices con nuestros cuerpos rollizos y en tanto cuidemos nuestros triglicéridos y demás índices médicos y las rodillas no se nos doblen por el peso, ¿no podemos comer rico sin cargo de conciencia?
Parece ser que en esta sociedad eso no es posible. Pero me rebelo. Ya aparecerá la reencarnación de Rubens en esta vida y yo seré la famosa. Y ustedes queridas escuálidas y flacuchentas amigas... pasarán al olvido.
Lo importante es sentirse bien con uno mismo. Por lo general navego contra corriente en más de un aspecto de vida, muchas veces me siento como un salmón. Pero después lo repienso y. en la medida en que yo esté bien, el resto me importa un reverendo pepino.
ResponderEliminarMuy divertido Claudia!!! Es importante disfrutar la vida, Has visto la cara de angustia que tienen todas las flacas que corren como locas???? Y has visto la cara de sufrimiento con que comen estas que viven pensando en los kilos y centimetros??
ResponderEliminarDisfruta la vida y se feliz y cuando tu decidas y quieras has la dieta que quieras. TE felicito por tu valentia!
Claudita hermosa, HERMOSA realmente. Eso es lo que eres, eso es lo que somos, con 5, 10 Ó 20 kilos de más, es más qué te puedo decir, tu corazón sigue quedando chico con Rubens, tendríamos que estar en la era de los Bottero Monumentales para que siquiera te acercaras a esas dimensiones corazoniles.
ResponderEliminar¡HERMOSA, siempre HERMOSA !!!!!!!
Hola, te felicito por lo que escribes y te entiendo, de verdad :) Sin embargo, despues de 13 anhos de fat and happy!, me he propuesto bajar de peso, basicamente por mi. Se que nunca mas sere la misma Elena que antes, tampoco nunca fui Valeria Mazza, pero necesito un cambio y en esas esoy... No es facil, lo confieso ;)
ResponderEliminarDe todos modos, rescato algunas ideas valiosas que mencionas: la presion social, la fijacion por la delgadez, el poco aprecio por la bellas robustas y otros problemas sociales que giran alrededor de la gordura :(
Se deberia hacer algo contra eso no?
Bye! Elena Lazarus
Pequita y Anónima muchas gracias por sus comentarios! ELena, no critico a quien baje de peso y te felicito si esa es tu decisión, yo me someto a dietas periódicamente también, pero no soporto la obsesión por ser delgada, siento que te restringe los placeres de la vida y no te deja ser feliz. Todo con moderación!
ResponderEliminarA mis amigas flacas pero no obsesas para que no se ofendan, las amo flacas y tragonas! (aunque debo decir que les tengo una sana envidia!)
Me encantó y me senti identificada en varios parrafos, he bajado 22 kilos me costo mucho y ahora como de todo (poquito) pero como con gusto. Trato de cuidarme (estaba con problemas de presion,articulaciones y lo pero de todo no encontraba ropa que ponerme!!)no soy obsesiva en cuanto al peso pero si es lamentable que la sociedad te empuje a eso. Gracias por compartir tu blog. : )
ResponderEliminarGracias por compartir tu experiencia Rosario!
ResponderEliminarte felicito claudia, lo importante no es lo q la gente piense, sino lo q tu pienses, lo importante es estar feliz con uno mismo, y vivir la vida al maximo,
ResponderEliminareso es lo bueno de estar gordita, puedes disfrutar los placeres de la vida sin ningun cargo de conciencia
pero tambien tienes q cuidarte, no por estetica pero si x salud, para no contraer enfermedades en el futuro,
te falto poner unas img del antes y del despues .D, PARA VER Q TAL ERAS ;D
pero tu esposo te quiere igual q antes verdad?, x saben haber patanes q solo nos quieren x el cuerpo y ya
OLA
ResponderEliminarJajaja Mariana, efectivamente estoy a dieta por temas de salud! mi esposo y yo tenemos una relación hermosa y muy profunda que va mas allá de cualquier aspecto físico. Gracias a Dios supe elegir muy bien!
ResponderEliminarjaja, muy bien por ti claudia, no hay nada mas hermoso como el verdader amor, gracias a dios supiste elegir bien
ResponderEliminarlastima q no tengas las fotos del antes y el despues de tu imagen jaja..
podriamos contactarnos x face para seguir hablando mejor q dices
q dices, eeeeh? ;D
ResponderEliminarMariana en el fb tengo muy poquitas personas, sobre todo del circulo de mis hijas. pero puedes escribirme cuando quieras a mi correo claudiadrago@hotmail.com
ResponderEliminargracias por leerme
OK, amiga, solo espero q aceptes la invitacion, para poder hablarnos mejor x msn, pero haber si me aceptas en el facebook,
ResponderEliminarmi msn es princes_pexoxa1@hotmail.com
jeje, q dices?
A mi me encanta comer y normalmente como lo que se me antoja y soy flaca.. pero ya a partir que cumpli 30 años comencé a notar cambios en mi físico, apareció la celulitis, la flacidez, la pancita y es normal pues me doy cuenta que estoy envejeciendo.. y que si quiere verme como cuando tenía 20 años tengo que hacer ciertos sacrificios como deporte, gimnasio y tratar de eliminar algunas cosas de mi refri como gaseosas, azucares, harinas, grasas saturadas, es decir todo lo que me encanta. Te recomiendo igual que te cuides no comiendo lechugas pero si comiendo más sano y no por los kilos de más sino por tu salud, tarde o temprano el cuerpo pasa la factura.
ResponderEliminarPD: Dice Dr. Oz que el stress hace que subamos de peso, podemos hecharle la culpa al stress..!!