domingo, 17 de junio de 2012

Un domingo que no es como cualquiera...

Estoy sentada en el borde de una ruidosa pileta sintiendo el cálido sol calentando mi espalda, en un parque central denominado "The Green" en New Haven, un domingo que no es como cualquiera.  Siento que soy transparente en un lugar donde nadie me conoce, donde la diversidad no causa la menor atención y por tanto me mimetizo con el entorno que no me ve pero que yo contemplo. Me quedo simplemente mirando como la gente pasa a mi lado y se sienta a un lado y otro para luego seguir su camino, un destino que no conozco ni nunca sabré.  No sabré que hay detrás de cada una de estas personas que observo, si son felices o no lo son, si tienen trabajo o han sido afectados por la crisis, si se sienten en casa o como completos extraños.

Delante mío camina una familia empujando un coche con un niño que no pude ver.  El hermano bastante mayor y con sobrepeso camina silenciosamente mirando detalles del movimiento del parque; el padre es un hombre muy grande y un pañuelo le envuelve la cabeza cubierto además por una gorra.  La madre de rulos intensamente rojos sujetados por una vincha verde perico que contrasta alarmadamente con el color de su pelo, toma agua mientras camina.

Dos niñas rubias se acaban de sentar a mi lado, la menor de ellas dispuesta a sentir en sus pies el agua de la fuente, es reprimida por la hermana mayor, abandonando finalmente su propósito.  Un joven negro en bicicleta pasa frente a mi con un polo blanco con el número 10 y el nombre de algún jugador que me es desconocido.  Una familia claramente latina toma la senda izquierda.

En el parque se celebra un  Festival de "Artes e Ideas", que no llego a entender del todo.  La mayor cantidad de personas están congregadas frente a mi sentadas sobre cubos de heno.  Escucho el retumbante sonido de unas campanas, pero no provienen de la capilla que está detrás mío sino de una grabación, una mujer empieza a hablar por el micro y no logro entender ni una sola palabra. 

Dos jóvenes con síndrome de down se sientan a mi lado derecho y contemplan el gentío, acompañados de una mujer completamente rubia que bebe agua en botella.  Un abuelo con su bastón camina rápido muy despreocupado.  Una niña camina apurada cuidando su escultura de reciclaje que carga en sus manos.  Se acaba de sentar al lado mío un señor que no deduzco si es latino u oriental, o quizás una mezcla de ambos.  Contempla despreocupado el panorama probablemente con la mente en otro lado.

Me impresiona ver como cambian mis vecinos a cada minuto, gente que solo está de paso, como yo, disfrutando de un momento de ocio.  Muchos niños por donde volteo, riendo, saltando y jugando con alegría.

Recupero mi estado corpóreo y me dispongo a caminar.  Una anciana lo ha notado y se dirige a mi preguntando si los baños públicos son de hombre o mujer.  No puedo responder con certeza pero la animo a utilizarlos si los necesita.

Me voy a registrarme en el curso en el lobby del Omni Hotel.  Hasta mañana...

viernes, 15 de junio de 2012

¡Qué bueno es el Pisco!

Que gusto me da contemplar el auge que viene teniendo el pisco en el país.  Crecí en una familia criolla y pisquera. Sin mucha cultura ni fufulla alrededor de la bebida, pero que de alguna manera estaba presente en ciertas reuniones familiares. 

El pisco es claramente un buen acompañamiento para un despechado vals, una alegre polkita o una garbosa marinera.  Así fue como crecí relacionando tanto a la música criolla como al pisco como elementos que pertenecían a otras generaciones.  Ello a pesar de que siempre disfruté y disfruto intensamente de la música criolla (y del pisco).

Pero con el transcurrir de los años el pisco ha adoptado un glamour semejante al de los vinos.  Ya existe toda una cultura en relación con el aroma, la cepa de la uva y el proceso de fabricación, ademas de magníficos diseños de botella que efectivamente realzan a tan deliciosa bebida.    

Durante mi adolescencia, el pisco solo lo escuchaba mencionar cuando se trataba de preparar pisco sours que te servían en enanos vasitos en quinceañeros y otras fiestas juveniles.  Además recuerdo aquel mito de que el buen pisco se diluye en un pisco sour por lo que cualquier pisco barato sirve para ese propósito.  Hoy por hoy los piscólogos caerían desmayados si alguien presenta una afirmación de ese tipo. 

Y ahora vivimos, al menos internamente, el boom del pisco.  El pisco sour es solo una de las miles de formas de tomarlo.  El pisco ha adquirido dimensiones insospechadas y hoy el pisco sour se mezcla con frutas exóticas para dar lugar a exquisitos cocteles como el maracuyá sour, el aguaymanto sour, el chicha sour y hasta el coca sour. Además forma parte de diversos cocteles con nombres variados donde el pisco es el protagonista, pero además el pisco ha conseguido competir de tú a tú a través de un maravilloso, fresco y helado chilcanito con un tradicionalmente trago playero como es el vodka con naranja.  

Pero eso no es todo... Ha logrado introducirse en refinados matrimonios donde no puede faltar un pisco como una fina alternativa de coctel o de bajativo.  Y por supuesto compite, servido en shots, con el tequila o en una copita refinada con traguitos que se sirven de bajativos, como un zambuca o acompañando un postre, especialmente chocolates con los que marida divino, compitiendo con un rico vino cosecha tardía.

¡Qué tal incursión! ¡Qué fuerza y qué versatilidad! Porque además de todo es una bebida que genera y exacerba patriotismos, que une orgullosamente a los peruanos y que también, ha dado un hobby a pudientes jubilados o jóvenes profesionales con algún excedente monetario.  No es raro encontrar aficionados que poseen algunas hectáreas donde cosechan hermosas uvas pisqueras y producen a manera de boutique, piscos embotellados en producción limitada, con sabores que asombran a cualquiera.

Pero de todas las formas de tomarlo en mi experiencia personal me quedo con un pisco acholado en shot o copita pisquera, sin ningún adorno ni mezcla.  Para aquellos que no sepan de que hablo, y con todo respeto hacia aquellos versados que saben realmente del tema, yo como  aficionada les cuento que el pisco puede tener tres versiones: el pisco puro hecho de uva quebranta, el aromático que viene de uvas como la Italia, Mollar, Torontel, Albina, entre otras, caracterizado por su fuerte y delicioso aroma, y el Acholado que en  términos vineros viene a ser un blend, es decir una mezcla de pisco puro con alguna uva aromática.  Por supuesto disfruto también de los chilcanos de pisco y los relaciono con el sol, la playa, el rélax y como una buena alternativa a la cervecita (aunque nunca con un cebiche!). 

Con lo que nunca me he llevado bien es con el pisco sour, que simplemente me cae mal, me emborracha rápidamente y me traiciona por lo que procuro no tomarlo incluso en sus modernas versiones.

Ojalá que toda la promocion y versatilidad de esta bebida espirituosa pronto pueda incrementa sus volúmenes de exportación y podamos encontrarla en las zonas gourmet de supermercados del exterior.

¡Salud mi hermanón!

viernes, 1 de junio de 2012

Ahorrando en el supermercado...

Soy asidua compradora en Wong. Ni siquiera me afectó un ápice, a pesar de ello, que los queridos y respetados señores Wong realizaran su fortuna y trabajo de tantos años y le vendieran el negocio a los desconocidos señores de nacionalidad chilena de Cencosud. A diferencia de algunos quisquillosos, no encuentro grandes (o ninguna para ser verdad) diferencias entre el negocio antes y post "empresa peruana". Pero quizás por esas mismas razones, periódicamente me entran inquietudes que me motivan a ser infiel e irme a otros supermercados bajo la clara convicción de que pago un sobreprecio en Wong y que ahorro es progreso.

En esas andanzas un día decidí ir a Plaza Vea y hacer mis compras quincenales ahí. Difícil acostumbrarme a un lugar distinto a mi Wong de Benavides. No sé si era pura idea pero yo sentía que los pollos estaban verdes, ergo no tenían igual calidad que en Wong. Mi café instantáneo marca Wong no lo cambio por uno marca Bells, me gustan más las bolsitas rojiblancas que las verdes. Todas sus ofertas funcionan con su propia tarjeta de crédito que me niego a sacar pero por sobre todas las cosas, sobre todo, todo, todo... No soporto a la señorita que se la pasa el día entero haciendo anuncios por el micrófono! Dios mío que trabajo tan desesperante! "estimado cliente, de oferta las naranjas de cascara azul, aunque usted no lo crea estimado cliente" y frases semejantes acompañando todas y cada una de sus ofertas además del pitito insoportable del micrófono. Simplemente no puedo! No hice mas compras ahí y solo voy en época navideña para aprovechar las ofertas de juguetes y llenar mi canasta de regalos con stock para atender la intensa vida social de mis hijas, sin andar a trompicones en la búsqueda de un regalo ni pagar sobreprecios.

En otra ocasión me decidí por Tottus de San Isidro. Tampoco salí muy satisfecha. Mas alla de aprovechar las ofertas 3x2 en vinos, no vi nada súper interesante. La tienda era muy grande, casi que me provocaba estar en patines y el intenso olor a pan me mareaba. Pero sobre todo, el tráfico de la zona, los estacionamientos siempre llenos y el ver al frente a Metro, que por años fue mi tienda, me frenaba y no me permitía disfrutar de la experiencia de compra. En su favor podré decir que los panes estaban muy ricos.

Alguna otra vez me tome la molestia de irme con Arturo hasta la Av. Argentina, a este lugar que concentra puestos de mercado y encuentras de todo.  Creo que se llama Minka. Muy desordenado a mi parecer. Me tomó como tres horas las compras, de pasear de puestito en puestito descubrí que había olvidado algunas cosas, entonces al final de las 3 horas y con todo en el carro, pase por Wong a comprar lo que no encontré ahí y un globo metalizado que le encantó a mi hija y que costó 15 soles borró de un sopetón todo el ahorro conseguido en la Av. Argentina...

Finalmente hoy decidí probar con Makro de Surco. Había escuchado a mucha gente hablar maravillas del lugar y de los ahorros que se consiguen. El sitio gigantesco y con productos "XL" me recordó a los grandes supermercados gringos. Empezamos tímidamente el recorrido puesto que no conocíamos como estaba organizado el lugar. Recibí una gran sorpresa pues me pareció todo muy ordenado y sobre todo no me sentía apretada ni con exceso de gente. No puedo afirmarles que los precios hayan sido mejor, pero probablemente si. Tendré que revisar el ticket y compararlo con Wong. Claro, desconocía muchos detalles, como que no te dan bolsas para guardar nada y como no recolecté cajas a lo largo de mi trayecto terminé comprando mis bolsas de mercado, lo que incrementó el presupuesto en 12 soles. El carrito de compras de diseño particular también me trajo complicaciones. Era para poner grandes cajas pero de difícil maniobrar, tanto que alguien recomendó a Arturo que gestione su brevete. Pero lo que me quedoó claro es que el dolor de espalda y el cansancio que tengo ahorita mismo, no me motiva a repetir la experiencia al menos muy seguido. Entre las horas que me toma la compra, la necesidad de tomar vacaciones para hacerlo (porque no quiero imaginarme un sábado ahí) el quiropráctico que tendré que pagar, las horas de recuperación que necesito...mmm creo que regresaré a ti mi Wong querido, donde me cargan todo, me lo ponen todo en bolsas, espero sentada en la caja, todo me lo llevan al auto y lo guardan por mi, casi hasta me abanican... Claro ello tiene su precio... Probaré con Wong Bajada Balta...

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