martes, 2 de octubre de 2012

La Lactancia Materna

Había olvidado como te trastorna la vida la maternidad.  No me refiero a todas las implicancias de cargar con una barriga nueve meses y todos los efectos colaterales que ello trae consigo, sino al hecho concreto de salir de la clínica con un bebé enano con el que no sabes que hacer.

Lo estoy viviendo de cerca a propósito del hecho que una amiga cercana acaba de ser mami de un hermoso bebé.

Creo que el principal problema que uno enfrenta es la presión social.  Te crean conciencia sobre la importancia de la lactancia materna en la vida de tu hijo, que no niego que sea cierto, pero casi que te lo pintan como un tema de vida o muerte.   O le das de lactar o el niño crecerá lleno de carencias, posibles enfermedades, bajas defensas.  En fin, arruinarás la vida de ese niño.

Todas estas ligas pro lactancia, a quienes respeto mucho por cierto, te crean un sentimiento de culpa terrible, si la naturaleza no te dotó de las condiciones necesarias para dar de lactar con una sonrisa en la cara y un halo de luz que te ilumina el rostro. Te hace sentir culpable si resulta que simplemente no te sale leche o el dolor es tal que no disfrutas en absoluto el proceso.  Entonces te toca toparte con la cruda realidad donde entiendes que no todas las mujeres somos iguales y aún cuando a alguna el proceso le resulte placentero y sencillo, para otras es una tortura.  Esas bellas fotos que vemos en publicidad sobre madres dando de lactar, pues simplemente no son siempre reales.

En mi caso particular, empezar con el proceso fue terrible.  Traté en la clínica pero mi inutilidad era de terror.  No había forma de enchufarme a la niña al pecho, todas las tías opinaban y daban consejos sobre como   acomodar  a la niña, creándome mas stress.  Me sugerían tomar agua de quinua, agua de anís y no sé que tantos otros productos que colaborarían con una intensa producción.  La verdad a mi dolían los pechos horriblemente y no fue sino hasta que una gran amiga pidió mi consentimiento para tomar el liderazgo, botó de mi habitación a todas las tías, se quedó conmigo nada mas, agarró mi teta y la puso de la manera correcta en la boca de la bebé y oh maravilla! Funcionó pude dar de lactar.

Pero el proceso es agotador.  Te la pasas el día entero en pijama y desgreñada con la niña en el pecho y cuando duerme te tienes que ordeñar como vaca para seguir estimulando la producción.

Bueno, yo lo intenté, hice lo que pude, pero solo pude dar de lactar 4 meses a Miranda y a Lara tan solo un mes, pues la producción no fue suficiente.  Tener grandes envases no asegura una buena producción.

En el caso de esta amiga la cosa fue peor.  Trataba y no lo lograba.  Insistía pero lloraba del dolor.  Terminó con las tetas inflamadas de tal forma que parecía que hubiera hecho topless en Punta Cana en horas pico y sin bloqueador.  Roja como la grana (como diría Rodolfo el Reno), con una súper sensibilidad que no le permitía el menor roce, por supuesto menos aún de la boca del recién nacido, finalmente fiebre.  Una especie de mastitis.  Ahí venían los consejos presionantes de que no se de por vencida, sufre hasta morir pero debes dar de lactar.  Agreguen a esto el estado puerperal donde tienes las hormonas completamente revueltas, lo que te provoca llanto sin control ante todo tipo de situación. No sé si era mayor el dolor por la inflamación severa o por el cargo de conciencia que le generaba la posibilidad de no poder darle el pecho al niño. Finalmente una asesora en lactancia la ayudó con la inflamación y tuvo que pasarse horas con hojas de col congeladas sobre las tetas para procurar recuperar el tamaño y color original de las mismas.

Tengo una valiente amiga que decidió no pasar por este proceso por anticipado y enfrentando a la sociedad entera con una personalidad increíble simplemente se cortó la leche.  Me imagino que muchos la juzgaron en silencio, nadie debe haberse atrevido a decirle nadie.  A ella no le importó.  Decidió priorizar su tranquilidad emocional.  ¿Podemos criticarla?  Pues yo creo que no.  Aunque efectivamente estoy segura que la lactancia es beneficiosa, el decidir hacerlo es una decisión personal,  ni siquiera de pareja, completamente personal, finalmente son nuestras tetas.

Creo que no hay que llevar las cosas a extremos.  Si dar de lactar te va a generar sufrimiento, dolor, stress, pues saben que, prefiero a una madre dando mamadera pero tranquila, transmitiendo paz y tranquilidad a su bebé, completamente enfocada en conocerlo.  No hagamos caso a la presión social y decidamos solas.


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