Estoy realmente preocupada. Me pongo a pensar en que escribir y simplemente no se me viene ninguna idea a la cabeza. Se supone que ésta es mi fuente de relax, por lo que me debería liberar de todas estas tensiones políticas que estamos viviendo. Pero, ¿qué hago si sólo el tema político ronda mi mente? Pues me tendré que rendir a él.
Debo confesar que la única vez que realmente me apasioné en política fue con el Movimiento Libertad, allá por los lejanos 90´s, con Mario Vargas Llosa de líder. Claro, era una chica universitaria, sobreviviendo en los peores momentos de violencia que vivió el Perú y la esperanza de un cambio absorbió mi mente y mi alma. Soñaba con vivir en un país con paz. Saqué mi carnet del partido Libertad, coloqué un pin en mi ropa de a diario, me anoté como personera y participé activamente en los procesos y por supuesto, lloré desconsoladamente cuando un señor japonés que nadie conocía trepado en un tractor, con un solo cartel de propaganda colocado en la Av. Javier Prado, que recuerdo claramente, le ganó a un candidato de lujo. Si hubiera conocido a Arturo en aquella época, jamás hubiéramos llegado a casarnos. El, según me cuenta, representó a esa minoría (claro desde mi punto de vista, porque al fin y al cabo fue mayoría) que detestó siempre a MVLL y que apoyó al japonesito y que fue criticado una y otra vez en todo círculo social en el que se desenvolvió en aquellas épocas.
La decepción política tan intensa que sufrí me llevó a volcarme al fútbol. Me aferré al Mundial de Italia 90 de una manera que hubiera sido digna de análisis por un psicoanalista. Compré un cuaderno, anotaba cada partido, los goles, las tarjetas rojas y amarillas, veía todos y de verdad, todos los partidos que se jugaban. Fue realmente mi manera de olvidar.
En consecuencia, nunca más me acerqué a ningún movimiento político. Y el tiempo y los hechos me han hecho vivir sin confiar en ninguno de los candidatos que se han ido presentando a lo largo de estos años.
Debo confesar también que fui parte del 80% que apoyó el autogolpe de Fujimori. Y que aplaudí la firmeza con la que tomó muchas acciones. Pero que me decepcionó cuando quiso postular por tercera vez a la presidencia y ni decir del shock que sufrí cuando salieron a la luz los vladivideos.
Y ahora nos encontramos en el dilema Keiko-Ollanta.
Que quede claro que no soy analista política. Ni siquiera algo cercano a ello. Precisamente porque mis emociones son muy intensas, entonces todos los políticos me pueden convencer si dicen algo que me parece que sale del corazón. Siempre encuentro algo de verdad en lo que dicen todos y cada uno de los políticos. Mentira. No todos y cada uno. Al tal Humberto Pinazo nunca le entendí una sola palabra cuando salió en el primer debate. En consecuencia, imposible que me pueda conmover. Tampoco el candidato del chicote, cuyo nombre no he podido recordar por más que me he esforzado. Pero por ejemplo, pese a que me cae muy mal Castañeda, se me salieron las lágrimas porque su hijo Darío lloró y lo enfocaron en la TV. También me enternecieron y creo que me dio mucha pena, ver a las chiquitas de Keiko dormidas encima de su mami. Pero de hecho no me enternece la cara de Nadine y menos Eliane Karp. Seguro que si salen sus hijas si me enternezco.
Bueno… yo tuve muchas dudas respecto de a quien darle mi voto. Pensaba y pensaba que sería lo mejor. Y finalmente me decidí a darle mi voto al candidato que verdaderamente me parecía el mejor y sin ser una fanática, me vestí de fucsia el domingo pasado y coloqué un aspa sobre el mapa.
Los resultados eran para mí, previsibles. Ya se perfilaban desde hacía varios días. Las encuestas que pasaban caletas por correo electrónico lo confirmaban. Y me fui haciendo a la idea y esta vez no lloré ni sufrí con los resultados del domingo.
Mis reflexiones sobre el particular son claras. Hay un grueso de la población que no siente en carne propia el indudable vuelco que el país ha dado en estos últimos años. Pero tampoco podemos pensar que después de más de 50 años de atraso, todos los temas se pueden resolver en 10 años. Desde mi punto de vista es lógico que se priorice la estabilización de la economía porque ello es lo que permitirá que el país camine para luego enfocarse (y por supuesto que eso es clave en este periodo) en la inclusión social y por supuesto, en la educación.
Es de locos ver las pasiones que se están desatando con este tema en el Facebook. La gente está muy agresiva e intolerante y creo que eso no nos lleva a ningún lado. Tenemos que respetar la forma de pensar de cada uno. No todos podemos pensar igual.
Pero debo confesar que no soporto que ahora algunos políticos consideren que Humala no es tan mala opción, después de que le dieron calificativos terribles durante la campaña. Tampoco soporto los nocivos comentarios de Mario Vargas Llosa, a quien admiro de escritor, pero hace mucho no lo admiro como político.
Por lo que a mí respecta y con todos los reparos que ello supone en mucha gente, he decidido vestirme de naranja. Básicamente porque Humala representa una opción con la que no hay ninguna posibilidad que me identifique. Porqué no quiero que el país retroceda. Porqué no conservo en mi alma odios extremos y creo que Keiko buscará reivindicar su apellido así como en buena cuenta lo ha hecho Alan García. Porque si agradezco a Fujimori que hoy pueda vivir en un país sin Sendero Luminoso. Porque estamos en un contexto distinto, donde cualquier acto extremo no será aceptado. Y porque estoy decidida a protestar airadamente y no mantenerme de espectadora, como normalmente lo soy, si el próximo presidente, sea quien sea, toma medidas totalitarias, extremas y antidemocráticas.
Me interesa mucho que mis hijas crezcan sin los temores con los que yo crecí. Que cuando tengan que salir solas a tomar una combi para irse a la universidad, no les tenga que decir que no se coloquen en paraderos cerca a bancos, porque pueden tirar una bomba y es peligroso. Porque no quiero que tengan que correr asustadas de noche y entre humo porque cuando estaba comprando tranquilamente mis útiles escolares en Oeschle tiraron una bomba en la Municipalidad de Miraflores. Porque no quiero poner una X de tape en sus ventanas para que no vuelen los vidrios. Porque no quiero que tengan que estudiar con velas y bañarse con baldes de agua guardados de varios días. Porque no quiero tener una ruma de pilas para poder poner la radio después de una bomba en una torre. Porque no quiero pasear para mirar como quedó Canaval y Moreyra con Rivera Navarrete después de tremenda bomba y mirar las rumas de vidrio en el piso y los forados en la pista. Porque no quiero que tengan miedo de viajar y conocer su Perú. Porque no quiero verme en la disyuntiva de dejarlas ir o no a su viaje de Promoción ya que se volaron el tren a Machu Picchu.
Quiero darles un país seguro, con paz.
Hoy el camino se ve tortuoso. Tengo claro por donde no quiero ir. No sé que espero del otro pero es el camino que he decidido tomar. Así que votaré por Keiko y ojalá que no me equivoque. Y a los amigos en contra, respeten mi decisión.
Pesadilla, que bueno tu post! me identifique con todo lo que pusiste... yo tampoco quiero para mis hijos (cuando regresemos) ese Peru con sendero que nos hizo tanto danio. Tambien estoy vestida de naranja porque concuerdo contigo en que ella se esmerara en limpiar su apellido y tratara de hacer las cosas bien.
ResponderEliminarun beso! Giannina
Estoy de acuerdo ocntigo... no quiero eso para mi hijo y yo tambien estoy dispuesta a salir a la calle para protestar lo que tenga q protestar y hacer lo que tenga que hacer para que cresca en libertad y pueda vivir rodeado de su familia y no nos tegamos q ir a vivir fuera del Peru... porque esta es mi patria y de aqui... NO ME VOY...!!!
ResponderEliminarLo que más pena me da después de estas elecciones es ver los resentimientos, odios y racismo que hay en el Perú. Hemos sufrido tanto y no hemos aprendido nada.
ResponderEliminarYo también viví ese miedo, de la época en que ya ni tu casa te daba seguridad porque teníamos miedo de que la bomba nos la pusieran en la puerta. Terror en noches de apagón porque mi mamá trabajaba hasta tarde. Las noticias donde nos decían 200 kilos de dinamita y anfo... y nos parecía poco porque el día anterior habían sido 600 kilos.
No me gusta hablar de política. Es más, estoy enferma con el tema y por eso quisiera meterme en una burbuja a prueba de ruido hasta la segunda vuelta.
Nota acerca de Vargas Llosa: sus últimos 2 libros son mediocres como máximo.
ResponderEliminarPor otra parte, él estuvo casi sólo advirtiendo de Fujimori desde que empezó la mañosería, y pocos lo escucharon (yo no!)....ojalá que no tenga la razón otra vez.
Claudia, la parte 2 de tu artículo tiene que ser una entrevista a Arturo acerca de su voto en 1990....
No sé quien eres querido anónimo, pero me parece muy interesante lo de la entrevista a Arturo. Empezaré aa trabajarla!
ResponderEliminarahora esta todo tan alcance de las manos para los niños y adolecentes, queremos evitar que nuestros hijos sufran nuestras carencias, pero no pensamos en que eso fue lo que nos hizo fuertes en su momento.
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