lunes, 14 de marzo de 2011

Las contradicciones del shopping

Me encanta el shopping; siempre me ha fascinado, como a la gran mayoría de mujeres; sin embargo en los últimos tiempos me he visto obligada a volcar mis pasiones en shopping para niñas.  Pero no crean que se debe precisamente a un abnegado acto de desprendimiento de una madre a sus hijas.  Para nada.  Simplemente que en los últimos tiempos comprar ropa para mí se ha vuelto un martirio y me pone de muy mal humor.

La compra de pantalones siempre ha sido mi mayor problema.  En el Perú consideran que mi estatura está por debajo del estándar.  Ello significa que NUNCA he podido comprar un pantalón para el mismo día que quiero usarlo, porque siempre, absolutamente siempre he tenido que subirle las bastas.  Pero la cosa ha empeorado, ya no se trata solo del largo sino que ahora también tengo problemas con el ancho.  Queda claro que las épocas que peleaba entre una talla 28 y una talla 30 han quedado en el pasado, pero me es imposible revelarles mi talla de pantalón básicamente porque no la sé.  Es que todas las marcas de ropa manejan sus propias tallas, e incluso varían de modelo en modelo, por lo que una talla en determinada marca no tiene nada que ver con la talla de otra marca.  Pero lo peor de todo es que hay marcas en que la talla que me debiera quedar simplemente me llega a las rodillas, no hay forma de que entre en aquellos pantalones.  ¿Es acaso no pueden ponerse de acuerdo entre lo que significa cada talla?  Nos facilitarían la vida tremendamente!  Y nos ayudarían a manejar los ataques de ansiedad que me produce el comprar pantalones!

Y que les puedo decir de las blusas.  Hay muy pocas blusas que pueden mantener a las niñas en su lugar.  Generalmente debo hacer grandes esfuerzos por dejarlas quietas tras la blusa, pero inquietas y curiosas como son, se escapan entre los botones haciendo evidente una vez más que dicha talla no corresponde a la realidad de mis carnes.  Se imaginan lo humillante que es colocarte una blusa talla XL y verificar que no te queda bien?  Hace poco en un viaje que hice a Santiago de Chile, tuve unas horas libres y pasé por Almacenes Paris en Parque Arauco, a escoger unas blusitas sencillas para el diario.  Elegí llena de confianza 4 blusitas divertidas talla L pero por supuesto la flojera no me hizo probármelas.  Craso error.  Una persona con cuerpo de kion no se puede dar el lujo de no probarse lo que se compra.  Llegué a Lima feliz con mi adquisición y decidí estrenar vestuario, así que elegí muy segura de mi misma una de las blusitas nuevas con un pantalón que combinaba.  Me la coloqué mirándome al espejo y cuando traté de cerrarla casi colapso por el esfuerzo. Cambié como 4 sostenes siempre echándole la culpa a éstos que aumentan, que levantan y que no dejan que la blusa quede bien.  Pero lo cierto es que la blusa lograba cerrar, pero por atrás parecía un tamal mal envuelto y por delante tenía a las niñas absolutamente asomadas, prácticamente debajo del cuello, parecían mis amígdalas.  Lo cierto es que ninguna de las 4 pinches blusas me queda, así que con etiqueta y todo están colocadas en mi clóset a la espera que suceda algún milagro que haga que las juanas entren en dos tallas menos de sostén.

El tema de los polos, remeras, camisetas o como les llamen, también me genera conflictos. Imposible usar una tipo cafarena.  No soporto los cuellos altos, siento que me ahogo, así que están descartadas.  Aquellos de cuello redondo me quedan pésimo, nada asentadores y yo tengo que andar buscando vestimentas que disimulen lo que tengo.  Los polos de cuello V son una buena opción, pero a veces los escotes son un poco sugerentes.  He terminado usándolos descaradamente.  Finalmente mejor que me miren arriba a que se den cuenta de la panza que trato de ocultar un poco más abajo! Y últimamente los polos cuello tortuga esos a los que le cae del cuello una tela deforme se han vuelto mi mejor opción. Disimulan y asientan, así que se han vuelto mis mejores amigos.  Pero con las limitaciones de que no sean muy transparentes, no porque soy púdica, nada más lejos de la realidad, sino porque hace completamente visible la panza, que no queden muy pegados, para que no perfilen los rollos.  En fin… a veces pienso que este cuello me gusta porque me distrae a mí de ver que tengo mas abajo!!!

Les puedo contar como corolario que la familia no ayuda en este proceso… el viernes que fui de shopping con Lara, mi hija de 5 años, ésta a voz en cuello corrió a los bikinis y me dijo: “mami, cuando adelgaces te puedes comprar este bikini?” 

Sin palabras…

2 comentarios:

  1. Yo he llegado a la conclusión de que los fabricantes peruanos de ropa usan niñas flaquitas de 12 años (o menos) para sacar las tallas de la ropa de mujer. No seré precisamente flaca, lo admito y lo reconozco, pero no es posible que ni el XL me quede bien.
    Hace poco estuve en EEUU y fiel a mi costumbre, agarraba de frente tallas L. ¡Me quedaban bailando! Me costaba darme cuenta de que EN SISTEMAS NORMALES DE TALLAS soy M. E incluso S en sección petite. Petit, ¡yo! ¿Te imaginas?
    Yo lo tomo a broma (a veces nomás), pero imagino que para una adolescente un poco entradita en carnes debe ser todo un trauma. Jamás pensarán que las tallas son muy chicas. No. Pensarán que son ellas las que están enormes.

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  2. Exactamente Gaby! en USA encuentras tallas de todo tipo y puedo ser un M allá. Aquí no hay forma! tremenda presión para las adolescentes.

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