lunes, 5 de marzo de 2012

La Paz del Dormingo

Cuando era soltera y salía de juerga viernes y sábado, el domingo era definitivamente el día de recomposición.   La puerta de mi cuarto se mantenía cerrada como hasta el mediodía.  Solo me desplazaba para ir al baño y el máximo ejercicio que hacía era con el dedo para cambiar de canal con el control remoto.  Tirada en la cama en pijama, a la hora en que el estómago empezaba a sonar, me arrastraba hasta el cuarto de mi mami para decidir junto con ella, que teléfono marcaríamos para que algún delivery nos traiga los alimentos del día.  Entraba a la ducha mas o menos cerca de las 6 p.m. cuando me dolía tanto la cabeza de dormir y era conveniente refrescarme e irme al cine, simplemente para respirar un poco.

Casada, la cosa no cambió mucho.  Que delicia quedarnos en pijamita el domingo Arturo y yo.  Generalmente uno viendo fútbol en la habitación y yo mirando todas las series de Sony posibles en la salita de TV.  A veces la ducha venía para salir a almorzar tipo 3 p.m., otras veces aplicábamos también el delivery y el duchazo venía previo al infaltable cine de domingo.

Pero cuando nació mi primera hija, la cosa cambió por completo y de manera dramática.

Era imposible mantenerse viendo la TV relajados, porque el ritmo lo marcaba la bebé y no nosotros.  Como esta niña no tenía ninguna compasión con sus padres, abría los ojazos muy temprano por la mañana, digamos, en el mejor de los casos a las 6 a.m. y ¿Qué hacíamos para distraerla?  Pues empezamos a salir a conocer todos los lugares donde daban desayunos!  con ella en su car seat sentada en una mesa  de un café o restaurant, se distraía viendo la gente pasar y cuando teníamos suerte, además lográbamos que se vuelva a dormir y nos permitía comer a los dos tranquilos y no alternados.  Conocimos también todos los parques de la ciudad.  Paseando con el cochecito por todas las calles y plazas en un afán por distraerla, nuestros domingos se volvieron de los mas agitados.  Si nos quedábamos en casa, otra familia en situación similar a la nuestra aparecía por la casa, para por lo menos compartir el cansancio y poner a los dos bebés juntos en el mismo lugar.  A veces nos intercalábamos para dormir, incluso tirados en la alfombra.  Asistíamos a cuanto almuerzo, paseo, club o evento de día nos invitaran, buscando plan para la niña.  En la eventualidad que nos quedáramos en casa, el momento en que cerraba los ojos era el momento para que nosotros hiciéramos lo mismo.  Y luego por supuesto, todo el trámite que significaba bañarla y ponerla a dormir.  Que agotamiento.

Y cuando nació Lara se puso peor, con una niña recién nacida y otra de un año y medio, los domingos dejaron de ser día de descanso.  De hecho aceptamos que necesitábamos ayuda y logramos tener una nana ayudándonos ese día.  Y seguíamos con los paseos en coche, esta vez con dos coches y con una de las niñas llorando porque no quería coche sino ir en brazos.  Y una niña colgada del canguro y recorriendo todas las calles de Miraflores.  Y otra vez en los parques sentados en el grass y seguíamos yendo a paseos campestres, Cieneguillas y cuanto fuera posible, todo con tal de tener el domingo entretenidas a las mounstritas.  Apenas crecieron un poquito, el análisis de la cartelera de teatros se volvió parte importante de nuestras vidas.  Vimos todas las obritas de teatro de barrio que encontrábamos que entretenian a las chicas y nos dormían a nosotros.  Soñábamos con el momento en que se concentraran en el cine para poder llevarlas y estar un poco mas entretenidos. 

En fin... actividad tras actividad... todo con el afán de hacer el domingo llevadero.

Y he recordado esto porque puedo decir muy orgullosa que casi hemos vuelto a los orígenes!  con las niñas de 6 y 7 años, ayer pudimos lograr nuevamente la Paz del Dormingo.  Ellas tranquilas y entretenidas jugando entre si.  Sin molestar.  Nos permiten hacer siesta, nos dejan ver nuestros programas de TV.  Una maravilla.  Finalmente, fue una bendición tener dos hijas seguiditas. 

Bienvenida la nueva etapa!

5 comentarios:

  1. Nunca jamás en la vida he conseguido quedarme en pijama pasado el mediodía en domingo. Es una delicia no tener apuro de nada, pero no me da el cuerpo para quedarme sin bañar todo el día.
    ¿Será que he llegado a la edad de la razón? ja, ja.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es delicioso! Recuerdo que un amigo de la universidad le llamaba a ese acto andar de "pijamita sucio" jajaja!

      Eliminar
    2. Lo que si hago es ponerme la ropa más chacra que tengo. Es casi como quedarme de pijamita sucio, pero bien bañada.
      :D

      Eliminar
  2. hola desde almeria un viejo amigo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estoy al borde del desmayo! eres tu Miguel? que nos conocimos en Murcia? soy yo! la sudaquiña! que los quiso mucho y que fueron mi gran compañía en esa época!!! búscame en el facebook para contactarnos! estoy muy emocionada!

      Eliminar

Si quieres contarme algo... éste es el lugar adecuado! gracias por comentar!

Seguidores