lunes, 1 de agosto de 2011

Para ti Miranda

Hija querida, te buscamos insistentemente porque queríamos que formaras parte de nuestras vidas.  Tu padre y yo éramos muy felices y nos sentíamos en el momento preciso para asumir la responsabilidad de traerte el mundo.  Por supuesto con el carácter que tienes, te demoraste en llegar, haciéndonos desearte aún mas.  Retando a la planificación de tu madre, no llegaste el 5 de agosto como lo había agendado, sino que el 2 de agosto empezaste a patearme con insistencia para asomar tu carita al mundo y llenarnos de felicidad.

Cuando uno decide ser madre, no tiene la menor idea de las emociones que te puede producir el hecho de tener en tus brazos a un bebé que depende absolutamente de ti.  Cualquier cosa que te hayan dicho queda corta frente a todas las emociones que se desbordan.  Es como que sientes que sudas amor.  Eso es.  Todos tus poros  derrochan amor y sientes que no es posible que haya alguien mas feliz que uno.  Gracias a Dios no me atacó el baby blues o depresión post parto, por lo que este sentimiento de alegría intensa duró muchísimo.

El día que naciste, me levanté temprano y me fui a hacer las compras a Wong caminando, unas 7 cuadras aproxidamente, luego pasé por La Baguette para comprar unos croissant rellenos de manjarblanco que pensaba ingerir en la noche mientras veía una película con mi esposito.  Regresé caminando a casa con unas ganas locas de almorzar salchipapas (muy a mi estilo no?).  Esperanza me lo preparó.   Fue en plena digestión que algunas pataditas empecé a sentir, pero que no podía concluir si eran gases o contracciones.  Nunca he sido buena diferenciando dolores.  Decidí darme un duchazo y me sentí mejor.  Esperanza se fue de casa.  Los dolores regresaron y me empecé a asustar.  Me daba miedo llamar a mi ginecólogo.  Llamé a Arturo para contarle como me sentía y me respondió que estaba en una reunión.  Me sentí miserable y me molesté tremendamente con él.  Llamé a mi mami mientras maquinaba mi venganza con Arturo.  Mientras tanto me armé de valor y llamé a mi doctor quien me pidió que fuera a la clínica para que me hicieran un monitoreo.  Esta es la mía, dije, me iré al Doctor, no le diré nada a Arturo y que sufra de cargo de conciencia.  Mi mami me bajó rápido de mis pensamientos rencorosos, me carajeó y me dijo que me dejara de niñadas y lo llame (mi madre es famosa por ser directa, frases célebres como "hijita píntate por favor que hay que ser muy bonita para andar sin maquillaje, son frases típicas de su autoría).  Tomé el teléfono, llamé a Arturo y él estaba en la puerta de la casa.

Todo luego fue una locura.  Monitoreo de contracciones positivo, el Doctor dijo que me operaba de una vez y gracias a mi organización, tanto mi maletín como el de Miranda estaban listos.  Por supuesto, Arturo, que era el encargado de la filmación, no había cargado la batería, pese a mi constante requerimiento, lo que le ocasionó un stress peor que el mismo hecho de ser padre.   Gracias a Dios llegó a tiempo con cámara y todo.

La epidural produjo en mi reacciones muy graciosas, no solo temblaba como si me encontrara en el propio polo norte echada sobre hielo, sino que se me dio por hablar sin ningún control.  No podía parar de hablar.  Imagínense eso considerando que normalmente tengo una gran capacidad para conversar.  A todos los que entraban en la sala les preguntaba por Arturo, les decía que no me toquen si no había llegado mi esposo, llamaba a Arturo a gritos, en fin.  Me calmé cuando lo vi entrar y sentí su mano aferrando la mía con firmeza.  Luego todo fluyó.

Mirandita, saliste de mi barriga, toda arrugadita y cubierta de líquidos varios, recuerdo verte por primera vez y llorar como loca, sin control, de verte bien, completita, con aquellos piecitos y manitas tan chiquitas, tu pelo oscuro y tus ojazos bien cerrados.  Arturo me dijo "amor, la bebé está bien" y caí dormida de inmediato.

Desde ese glorioso momento, todo ha sido en mi vida aprendizaje.  Donde tú querida hijita me has enseñado mucho.  Me has enseñado a querer sin límites, me has enseñado a dormir menos (vaya que el aprendizaje de esta parte ha sido duro e intenso), me has enseñado tolerancia y paciencia.

Estoy muy orgullosa de ti Miranda.  Mañana cumples 7 años.  Ya eres una niña.  Ya podemos ver en ti parte de nuestro trabajo y sentimos que lo hemos hecho bien.  Eres dulce, cariñosa, tienes claras tus ideas, eres empática con los demás, muy cercana a nosotros, pero tienes claro el sentido de autoridad, eres respetuosa y también graciosa.  Vemos en ti esas ganas de aprender algo nuevo cada día.  De estudiar con muchas ganas, de aprovechar cada momento de tu vida.  Es muy fácil complacerte.  Cada situación que te planteamos la vives con intensidad y la aprovechas.

Gracias hija querida por hacerme mamá.  Esos ojos hermosos que tienes me hacen cada día la mujer mas feliz del mundo.

Te amo mi princesa hermosa.

5 comentarios:

  1. Felicidades a la madre y a la hija. Un saludo

    ResponderEliminar
  2. ¡7 años ya! La conocí con poco más de 15 días, y ahora necesita las dos manos para decir cuántos años tiene.
    Que tengan todos un día muy especial.

    ResponderEliminar
  3. Bello tu post amiga!!! ser madre es MARAVILLOSO!

    ResponderEliminar
  4. Gracias Chelo!! saludos para ti también.
    Gaby increíble como ha pasado el tiempo no? Miranda no puede mas con su cumple!
    Fabi totalmente de acuerdo! Unas amigas mamá reciente y la otra embarazada, tiraron sus lagrimones! jajaja

    ResponderEliminar
  5. PD: cuéntale a tu mamá que yo ando sin maquillaje, ja, ja.

    ResponderEliminar

Si quieres contarme algo... éste es el lugar adecuado! gracias por comentar!

Seguidores