El Día de la Madre siempre me ha producido sentimientos contradictorios. De un lado, desde que soy madre, es cierto que me gusta la idea de recibir regalitos, pero desde el otro, toda la parafernalia comercial que se arma alrededor del bendito día, me pone un poco de mal humor.
Primero que nada, no hay cosa mas espantosa que todas estas propagandas comerciales donde asimilan el rol de la mamá con el rol de ama de casa. Nada mas lejos de la realidad. Entonces me indigna que ofrezcan electrodomésticos con rebajas por el día de la madre, como si las refris sólo fueran a contener productos de uso exclusivo para nosotras y no también productos que serán ingeridos por el amoroso padre que se le ocurrió regalar la refri... los combos ofertas de tostadora con sanguchera y hervidor de agua, es que gracias a Dios a mi esposito no se le ha ocurrido venir con estos productos porque se los hubiera lanzado por la cabeza.
¿Y qué me comentan de todas las modelos flacuchentas que salen en las revistas de Ripley y Saga que me llegan junto con El Comercio? No me fastidien! esas no son las madres típicas! las madres típicas no tenemos las tetas perfectas en su sitio y en el tamaño adecuado. Ni le quedan los jeans tan perfectos como a la "mamá moderna" ni se visten tan fashion como la "mamá ejecutiva" ¿Porqué la discriminación? Mas me identificaría si me pusieran a una mujer normal, no con una belleza exuberante, sino con sus kilitos de más, precisamente porque así quedaron después de dar a luz a sus hijos.
Las flores son caso aparte y aquí, probablemente me digan que entro en contradicciones, pero sí me gusta recibir mi ramo de flores por el Día de la Madre. En mi caso particular, tengo que aferrarme a las fechas símbolo para recibir flores, porque a mi esposo ese gesto no le brota naturalmente, no porque no sea de detalles (que bueno, en realidad no lo es...) pero específicamente porque dice que la casa huele a cementerio! Hace mucho tiempo que tuve que ponerle las cosas muy en claro y exigir que el timbre suene con un ramo de flores en ocasiones especiales, leáse: mi cumpleaños (no siempre porque a veces estamos en la playa), el día de San Valentín (que es digno de otro post, así que no opinaré nada sobre el tema) y en nuestro Aniversario. Así que inmediatamente salí embarazada (tal cual, sin haber dado a luz) agregué otra fecha en el calendario de obligatorios: el Día de la Madre. Para darle mérito a mi esposo, salvo alguna que otra excepción, cumple fielmente con el acuerdo y me llegan mis florcitas para mi beneplácito, en las fechas antes mencionadas.
Otro rollo es la organización de qué hacer. Y lo cierto es que resulta medio problemático el tema, porque a uno le gustaría tener el rol protagónico en la fecha, pero mientras hayan madres mas viejitas que uno para ser celebradas (leáse, mamá y suegra), pues lo cierto es que uno deja de ser el centro de atención.
Hace un tiempo con mi familia política instauramos los desayunos del Día de la Madre como celebración oficial, de forma tal que no hubieran desertores a la hora del almuerzo. Y mal que bien, ha ido funcionando. Claro tenemos que dar de azotes a los maridos para que entren a la cocina y se encarguen de calentar los tamales, abrir los panes y colocar las servilletas y no terminar nosotras atendiéndolos. Pero cuando por alguna razón ha decaído en número el sector masculino presente, hemos terminado, mis cuñadas y yo, auto atendiéndonos y atendiendo a mamis y suegras. No vale pues. Agréguenle a este hecho que mi esposo nunca se entera de que nos toca llevar, así que quien corre el día anterior a Wong soy yo y él básicamente se despierta y recuerda esa misma mañana que algo había que llevar y me pregunta tímidamente que es lo que llevaremos.
El almuerzo aún mas complicado. Odio salir a almorzar a la calle en esas fechas. Todo está repleto. Nadie te hace reservas. Te atienden mal o pésimo. Y si de alguna forma te quieres arriesgar ante la falta de opciones, pues tienes que comerte el chancacón de carne en El Hornero a las doce del día, para no encontrar tumultos, cuando todavía no has digerido el tamalito del desayuno. Hemos probado varias alternativas. Una de ellas, la mas simple, pedimos chifa. Pero la magnitud de pedidos rebasa las capacidades de cualquier lugar, así que el pedido llegó, aquella vez, como a las 4:00 p.m. donde por poco y nos comíamos los recipientes de la comida. Al año siguiente optamos por ir a comprarlo y traerlo a casa, se redujo el tiempo de espera, pero sus buenos 45 minutos sentados esperando tuvimos. Quise cambiar la opción de chifa por pasta y compramos pastita especial, con salsas maravillosas de un conocido restaurant de comida italiana en la Av. Dos de Mayo en Miraflores. Excelente por supuesto. Pero quien creen que tuvo que hervir la pasta y calentar todas las salsas... efectivamente, son muy hábiles, fui yo. Así que trabajé mas de lo que trabajo cualquier domingo, donde normalmente me sacan a pasear.
Así que esta vez pensé concienzudamente que comida era la única en la que yo podría dejar de estar involucrada en su preparación. Pues la respuesta es obvia. La Parrilla. Así que esta vez, mi esposito se lució con su parrilla. Por supuesto, el sábado a las 10:00 p.m. me preguntó que pondríamos en la parrilla, cuando estaba claro, yo ya me había ocupado de comprar la diversidad de productos alimenticios que ingeriríamos ese día. En fin... cosas del Orinoco que tú no sabes y yo tampoco.
Hay un hecho puntual y rescatable en este evento comercial denominado el Día de la Madre. Las sorpresas que te dan las hijas. ¡Es demasiado! Ellas sí que se esmeran en prepararte una tarjeta hermosa, en hacerte algún regalito con reciclables o pintarte un cuadro o modelar una flor en cerámica en frío. Y se preocupan de esconderlas y corren el domingo temprano por la mañana para traerte el regalito, decirte "Te amo Mamá" y cantarte una canción o recitarte un poema. Lo cierto es que... sólo por ese momento... bendito sea el Día de la Madre.
muy cierto todo lo q escribes!, me acuerdo cuando se malogro la lavadora y mi esposo penso q me habia regalado un ipad cuando compro una lavadora nueva, penso q yo iba a saltar hasta el techo porque me apasiona lavar ropa.........?!?!?!
ResponderEliminarEste a~o mi dia de la madre fue un poco mejor q a~os anteriores, porq al menos mi cu~ada y yo no estuvimos sentadas listas esperando todo el dia a mi suegra q siempre se desaparecia para hacerse la interesante.
Al menos este a~o todas almorzamos en mi casa q es la mas grande... ahora, el ollon q me niego a lavar sigue en el ca~o desde el domingo "remojando" y la chambasa del lunes de trapear y aspirar toda la casa, me hizo detestar el dia de la madre y cualquier otra reunion familiar donde nosotros seamos los anfitriones.....nunca gano!
A las finales creo que es mejor salir a comer fuera o hacer las reuniones en otra casa. Dicho sea de paso, los platos de la parrilla quedaron en el lavadero de la lavandería hasta el lunes... ojos que no ven...
ResponderEliminarPues en mi casa, hace años que optamos por lo más cómodo para todos: salir a almorzar el sábado. Y este año, el almuerzo del Día de la Madre llegó gracias a una llamada de pedido a domicilio hecha a las 11 am.
ResponderEliminarEn verdad, no entiendo por qué a la gente le gusta estresarse en fechas en que se supone todos deberíamos estar contentos. No tiene nada de malo salirse del marco de lo convencional con tal de pasarlo bien. Y acá no tiene nada que ver el hecho de no ser madre porque esta misma idea la tengo para la Navidad y el Año Nuevo.
Muy bueno Clau! me has hecho reir y me he identificado, jajajaj
ResponderEliminarFelicitaciones!
fabiola
Comenté hace dos días, pero imagino que con el problema de ayer en Blogger se perdió mi comentario. Trataré de reconstruirlo.
ResponderEliminar---------------
No sé por qué la gente se estresa tanto en ocasiones como el Día de la Madre e insisten en ir a comer a la calle sabiendo que es un día imposible. En mi casa lo que hemos hecho por años es salir el sábado con toda calma y tranquilidad. Y este año para el domingo pedimos un pollito a las 11 am. Felizmente tomamos la precaución, porque el pollo llegó casi a la 1pm.
No vale decir que pienso así porque no soy madre. La misma idea la aplico para Navidad y Año Nuevo.
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