miércoles, 18 de septiembre de 2013

Sobre la Unión Civil entre Homosexuales...

El Perú está de moda.  Se habla de su gastronomía.  De los hermosos lugares que tenemos para hacer turismo, de Machu Picchu, las Líneas de Nazca y el Cañón del Colca, de las olas en Máncora. Se habla de su crecimiento económico, de su baja inflación, de que somos un país de oportunidades. 
 
Muchos nos empezamos a creer este discurso y por ello, empezamos a mirar con la frente en alto y a sentirnos líderes de Latino América y orgullosos de quienes somos y creemos que si podemos, y nos llenamos de esperanza y de expectativa, hasta que te topas con una situación en la que se requiere de tolerancia e inclusión y te das cuenta que estamos todavía a años luz de ser una sociedad civilizada.
 
Estoy completa y absolutamente a favor de que se apruebe la Ley de Unión Civil entre homosexuales.  No encuentro una sola razón que siquiera me haga pensar que quizás no es lo correcto.  Me parece que es un paso adelante en tolerancia e inclusión.  Que se trata de aceptar realidades y regularlas.  ¿Es que para eso no se han hecho las leyes? Precisamente para regular situaciones que existen y requieren ser reguladas.
 
Lo que se busca con esta ley es darle legalidad a la construcción de un legítimo patrimonio entre personas del mismo sexo.  Para evitar reflexiones filosóficas no se la ha llamado matrimonio.  Se trata de un marco legal para un patrimonio conjunto.  Pero sucede que la Iglesia Católica con su líder Cipriani, opina, descalifica, critica y encima quiere hacer pensar que con sus palabras nos representa a la mayoría de peruanos.
 
¿No es acaso la Iglesia Católica la que nos enseña a amar al prójimo como a nosotros mismos?  A lo mejor tenemos que esperar una fe de erratas donde se incluya la precisión que con el término prójimo no se incluye a los homosexuales.  Que a ellos tenemos que darles la espalda, despreciarlos, descalificarlos y volverlos invisibles.
 
Soy católica pero enfáticamente digo que las palabras de Cipriani a mi no representan.
 
Creo firmemente en el respeto a los demás.  Creo  que si dos personas del mismo sexo viven juntos por muchos años, en muchos casos despreciados por su propia familia, trabajan y construyen un patrimonio, es absurdo que el supérstite lo pierda en favor de la familia que los desprecio.     El Estado está llamado a protegerlos, pues ellos son parte del Estado, le guste o no a la Iglesia Católica.
 
Ojalá que pueda seguir con la frente en acto y pueda ver a legisladores sin prejuicios aprobando esta ley y a un Poder Ejecutivo con pantalones que no se amilane ante las palabras de Cipriani.  Ojalá.
 

3 comentarios:

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