Esta es una historia cortita con una anécdota que me ocurrió el día de hoy y que me llevó a la conclusión que debo dejar de ser amable.
Efectivamente, salía apurada rumbo a la oficina y cuando doblaba en 28 de Julio con Paseo de la República, cruzaba la pista un chico que miró fijamente mi auto. Yo que siento que el mundo entero me conoce, inmediatamente decidí que se trataba de un chico que trabaja en GMD, así que lo saludé efusivamente. Pero ahí no quedó todo. No percibí la cara de intrigado del chico, y yo amablemente, sobreparé antes de entrar a la Vía Expresa, bajé mi ventana y lo llamé: "Ven, te llevo" le dije con mucha firmeza. Por supuesto era clarísimo para mi que el chico se dirigía al Metropolitano y si yo gentilmente le podía aliviar el viaje y llevarlo conmigo a la empresa, pues con gusto lo haría.
El chico se acercó nervioso al auto y recién ahí capté su cara de desconcierto, por lo que se me ocurrió preguntarle: "no vas a Graña???" y el chico me dijo que no!!!
Sólo sonreí nerviosa y le dije que me había equivocado, pisé acelerador (de hecho ya varios carros me tocaban la bocina, razón por lo que yo apuraba al chico a subir) y me metí a la Vía Expresa roja como un tomate.
¿Qué habrá pensado ese muchacho? ¿Esta tía me quiere levantar?
Dejaré de ser amable. Lo prometo.
Para otra vez, mejor hazle ese ofrecimiento a una persona que estés 100% de conocer. Si este pata tuviera un blog, tendríamos la historia inversa, desde la otra perspectiva.
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El problema que tengo Gaby, es que yo me siento absolutamente segura de cosas ajenas a la realidad! Yo estaba segura que ese chico trabajaba en GMD. Así que no resuelvo el tema con ese filtro!!! jajaja
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