jueves, 11 de agosto de 2011

Ya son 10 años...

Hoy 11 de agosto, amor, cumplimos 10 años de casados.  10 años que parecen poco y mucho.  Poco porque siento que tengo toda mi vida a tu lado y mucho porque hemos compartido maravillosas experiencias que incluyen dos magníficos tesoros que son solo tuyos y míos. 

Y pensar que todo empezó sin darnos cuenta...

Arturo y yo trabajábamos en la misma empresa cuando nos vimos por primera vez.  Lo nuestro no fue un amor a primera vista.  Por el contrario fue un amor que nació de a pocos y que reconocimos abruptamente.  La primera referencia que me dieron de él fue que era un chico que en Arequipa se había volcado con la camioneta de la empresa yendo al Festival de la Cerveza en Cusco.  Comprenderán que no era muy bueno el concepto que me había formado de él.  Por el lado de Arturo, me veía como una chica frívola y plástica, que contoneaba sus caderas en minifalda (esto último si era cierto) por los pasillos de la oficina.

A través de mi amiga Carmen María, entablamos una relación amistosa, que constaba básicamente de un frecuente envío de saludos, hasta que un día envié un correo a la empresa promoviendo que la gente fuera a hacer barra a un campeonato donde participábamos y él respondió a mi correo diciéndome "Contigo en la barra, la empresa le ganaría hasta a Brasil"  No me van a decir que no fue muy fino!  Eso motivó el trato directo, pues le respondí inmediatamente y no dejamos de conversar vía mail por mucho tiempo.  Cuando recuerdo este momento Arturo dice en broma (espero...) que quien le mandó responderme el correo, porque inmediatamente le tiré el calzón jajaja!

En ese tiempo yo salía con un chico desadaptado y compartía mi experiencia con Arturo, quien me daba consejos para que me aleje de este personaje indeseable, sin ningún tipo de doble intención, según él.  Lo cierto es que un buen día decidí hacerlo y empecé a compartir con mayor frecuencia momentos con Arturo, pues nos gustaba ir al cine y tomar un café después para discutir la película.  Hasta ese momento Arturo era mi amigo el "Angelito".

Un buen día Arturo llegó a la conclusión que se había enamorado de mi y al asumir (siempre él pesimista) que yo no le correspondía, me llamó y me dijo que nos íbamos a dejar de frecuentar porque sus sentimientos hacia mi habían cambiado.  Yo confundida le dije que de seguro él estaba confundido, pero con mucha firmeza me dijo que no era así.  Quedamos en conversar y empecé a meditar que sentía por él.  Me di cuenta que el solo hecho de pensar que no volvería a verlo me cortaba la respiración, así que empezó nuestro romance un 25 de septiembre de 1999.  Nunca más nos volvimos a separar.

Quienes nos conocen tendrán claro que somos agua y aceite.  Absolutamente distintos.  Razón por la que al inicio hacían apuestas sobre el tiempo que duraríamos juntos.  Nadie imagino que la vida entera.

Amor, tú me has enseñado que se puede amar sin sufrir.  Lo importante que es respetar la individualidad y personalidad del otro.  Es muy valioso para mí que simplemente me dejes ser.  Que si me paro en una mesa a bailar tú me aplaudas y no me bajes de un tirón, que, como soy veleta, si estoy con las ganas de salir al máximo, me mandes con mis amigas relajado sin torturarme con llamadas telefónicas, que me escuches mis alegrías y mis conflictos.  Que me sepas moderar por completo y sepas atenuar mis exacerbadas reacciones con un abrazo y un beso.  Que sepas calmar mi stress sirviéndome un whisky.  Que me sigas diciendo que soy bella aún con todos estos kilos de más.  Contigo he aprendido lo que es ser tolerante.  A no pensar solo en mi sino también en tus necesidades.  Contigo me siento segura, en tus brazos encuentro la paz.

Amo al Arturo hijo.  Ese hombre paciente que entiende a su mamá, que la escucha y la acompaña.  Que comprende sus temores y la trata con cariño, como si fuera una hija más.  Amo al Arturo yerno.  El que ha sabido entender y adaptarse a la relación que tengo con mi mami.  El que la acepta como parte de nuestra vida diaria con cariño y gratitud.  El que nunca ha tenido una mala cara o una palabra dura con ella, sino todo respeto y comprensión. 

Pero cuando fuímos padres, me enamoré mas de ti (si eso puede ser posible), me enamoré del Arturo papá, de ese hombre paciente que compartía día a día las arduas tareas por las que atravesamos como padres primerizos.  Siempre te sentí al lado, siempre te sentí cerca.  Sin ti no hubiera podido hacer el trabajo que vengo haciendo hasta ahora con mis hijas.

Hoy cumplimos 10 años de matrimonio y nunca pensé que pudiera estar tan feliz.  Siento que te quiero mas que el primer día.  Siento que completas mi vida.  Sé que si retrocediera el tiempo, tomaría nuevamente la decisión de casarme contigo. 

Es maravilloso poder gritar a los vientos que amo a este hombre como a mi vida (que la amo mucho por cierto).

Este post es tu regalo amor mío y lo completaré rascándote mucho tu espaldita...




3 comentarios:

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